Hoy nuevos
sentimientos embriagan mi ser, nuevas sensaciones, nuevas miradas, nuevos te
quiero; perdón, pero debo reconocer que tu amor, aún no llena todo mi ser;
mientras tanto perforan inocuamente mi alma.
Cada
palabra, cada detalle, cada despertar y tu inagotable paciencia me hace renacer
cada aurora. Debo confesar que mis últimos pensamientos son para ti, y con el
alba gozar un nuevo día en tu compañía.
Tengo
muchos años buscándote, imaginé de mil maneras tu sonrisa, lo tenue de tu voz y
hoy puedo decir que te encontré y lo único que voy a pedir es que no me
sueltes, quiero aprehenderme, arraigarme aunque sea de tu suspiro, pero te
necesito para empezar otro día.
No te voy
a mentir, he amado y mucho, tanto que una y mil veces me han roto el corazón; perdón,
me han roto hasta el alma; sin embargo, aquí estoy, esperando nuevamente a mi
inclemente verdugo, con una calma impávida e inquebrantable deseando que mis cicatrices vuelvan aflorar
sobre mi piel. Muchas veces recogí con una paciencia inconmovible cada pedazo
de mi dolor, los uní y hoy te lo entrego. Cuídalo como si fuera tu propia alma,
porque cuando lo pierdas, también me habrás perdido.
En
nuestras pláticas innumerables me hiciste creer, que soy un ser excepcional,
genuino, sui géneris, pero hoy te revelo, que no soy más que un castillo de
arena, que con el ligero soplo del viento no queda ni rastro de ese hermoso
castillo que era, pero también soy una caja de pandora o unas cajas chinas, que
sin darme cuenta hice te enamoraras de mí viéndote en un espejo.
Con el
paso de este tiempo inexorable aprendo a equilibrar mi vida, no esperaba este
vendaval que revolucionó mi existencia y lo revoluciona de la manera más
amorosa, más dulce, más tierna, más afable. A tu lado aprenderé a quererme día
a día, a valorarme, a resurgir y a amarme hasta el hastío.
Gracias
por buscar, por encontrarme, por enamorarme sin que me diera cuenta, eso es extraordinario.
Viví amores fútiles, monótonos, intensos, penetrantes, calcinantes y hoy siento
que me robas el alma, que mis latidos cada vez son más vigorosos y cuando por
fin llegues a mi vida, cuando al fin te conozca, cuando estés frente a mí, te
vea a los ojos y me vea en ellos, sabré que estoy lista para amar, que valió la
pena todas las marcas indelebles de mi alma, que seremos inseparables y haré
contigo “todo lo que la poesía aún no ha
escrito”.