topbella

viernes, 21 de enero de 2011

A la maestra con cariño I


Era mi primer día de clases en la Universidad, estaba muy emocionada de encontrarme con todas mis amigas, las ansias estaban a flor de piel, no sé si por estudiar y dar aquel paso tan importante que me ayudaría a crecer o ver la inmensa cantidad de chicas que me podrían atraer –esta bien lo reconozco la segunda alternativa es la más creíble- cuando apenas  puedo visualizar una silueta por los pasillos, caminaba en cámara lenta o es que mis ojos la hacían verse así, ¡Era ella! la que estaba esperando encontrar en vez de los estudios, los libros, investigaciones y todas esas cosas que a las chicas  de mi edad es lo que menos nos importa, mientras se iba acercando más y más, quedaba más embelesada y más cautivada ante aquel performance, el porte que imponía, la belleza que desbordaba ante los ojos de todos, bien elegante que todos se quedaron pasmados por respeto según ellos, era la Decana, pero yo me quede abrumada por su belleza, lo debo confesar… mientras caminaba sobre las nubes toda glamorosa, el viento  agitaba levemente sus cabellos ondeados y su cuerpo se contorneaba al compás de sus movimientos que me hacían extraviar y me llevaba al silencio más absoluto, claro mientras pasaba era un cisne y yo era un ave más.

Así trascurrieron los días pero esa mañana era especial, lloviznaba levemente mientras esperábamos el cambio de hora, algunos fumando un cigarrillo queriendo jugar a ser mayores y hacer aquellas cosas que jamás nos hubiesen permitido hacer en la escuela, veo que la Decana  se acercaba a mi aula y yo rebosaba de júbilo es más hasta pedí una piteada para también sentirme importante y poder atraer su mirada -según yo- la felicidad era inmensa porque eso significaría tenerla en clase para poder contemplarla sólo para mí… atrás quedó la fama de malhumorada  que le habían hecho mis compañeros de grados superiores, me encontraba feliz, podía intuir levemente que bajo aquella expresión tan altiva y desafiante había una mujer sensible, que llevaba una careta para toda la facultad.

Poco a poco nos fuimos conociendo, claro tratando de sobresalir, siendo la mejor en su curso y con el transcurrir del tiempo iba ganándome su confianza.
Una de las cosas que siempre solíamos hacer, era caminar por toda la avenida, conversando, riendo con mis amigas, mientras caminábamos poco a poco íbamos disminuyendo, quedamos Carla y yo, traumando a los cachimbos –en este caso yo era una cachimbita- de aquellos profesores que eran los temidos de la facultad, de cómo presentarles un trabajo, aquellos que odian que les interrumpas la clase al tocar levemente la puerta, o aquel profesor le gusta llevar  a la gente a tercera matrícula y que vivan atormentados por el curso, de pronto se acercó su enamorado y se la llevó, no quedaba otra tenía que caminar sola unas cuadras para poder tomar mi autobús          ¿Zoe? -Mientras aquella voz melodiosa retumbaba en mis oídos, iba girando lentamente para no estropear esa quimera que carcomía mis entrañas -sube te llevo -por supuesto que no dude un instante, y ya me encontraba instalada en su automóvil   –Profesora buenos días- no puedo  describir lo que sentía en ese momento, era una mezcla de éxtasis, estaba al borde de los 40º en aquella gélida mañana.

Después de platicar sobre su materia y lo buena alumna que era, claro sólo en su curso, ya que había una motivación muy especial me preguntó si la podía ayudar a corregir unos exámenes a lo que por supuesto accedí rápidamente sin darle tiempo a que pueda cambiar de opinión. Esa tarde planifiqué minuciosamente y con suma delicadeza cada prenda que llevaría para tratar de seducirla o al menos intentar que pueda desviar un instante su mirada sobre mí -Profesora buenas tardes -hola Zoe, no creo que aquí  me llames con tanta solemnidad, dime Andrea -Ok.  Nos pusimos a corregir exámenes aunque en realidad sólo fue ortografía, mientras ella se abocaba completamente en esa hoja, había momentos en que aprovechaba un descuido y sigilosamente cual animal acecha a su presa avizoraba por completo cada detalle de su rostro y di un salto sobre ella, no dejé que hablara, mis manos tomaron las suyas, e iba excitando cada  parte de su sexo, tocando aquellos volcanes que estaban a punto de erupcionar, ágilmente introducía mi lengua en su boca, la besaba como una erudita en la materia y lo único que ella hacía era responder a mis besos y caricias en aquella habitación, donde sólo nosotras éramos testigo de nuestros más bajos instintos sexuales, mis manos podían palparla de tal manera que la hacía sentir tan frágil y a la vez tan excitable, mis labios podían sentir cómo se estremecía cada vez más con una respiración ahogada besaba su cuello y sus senos y su espalda y un poco más… por no decir que le bese hasta la sombra –claro, era lo que yo imaginaba mientras tenía unos segundos para hacer volar mi imaginación de aquellos sentimientos y acciones más escondidas, así se nos pasó la tarde y tuve que volver a casa, evidentemente hubieron más invitaciones y cada vez era más visible el grado de amistad que teníamos, no sabía si era por los favores que le hacía pero obviamente empezó a confundirme, se podría decir que la asignatura sólo me la dictaba a mí, era como si nos encontráramos solas en clase, lo cual para mí era perfecto, pero también creaba suspicacia ante los demás.

Empezamos a ser amigas y confidentes, ya casi estaba por concluir el año académico,  fui a su casa como de costumbre y lo sorprendente en esta ocasión fue que al terminar la ardua faena de corregir y corregir me invitó una cerveza y de allí otra y otra y otra… De repente sentí la necesidad de hablar de mis secretos mejor guardados  -Andrea no sé si lo que te voy a decir deteriore toda esta bonita amistad que tenemos y que no sólo se limita a docente-alumna, pero quiero ser sincera contigo y decirte lo que hace mucho tiempo está rondando en mi cabeza y produce que mi corazón llore por la fuerza de sus latidos cada vez que te veo, con sólo rozar tu piel siento el aroma de tu cuerpo impregnado en mi memoria y esa fragancia me acompaña en las noches antes de empezar a cerrar mis ojos para concentrarme y poder soñarme en tus brazos, estoy enamorada de ti desde hace mucho tiempo.
Continuará

lunes, 10 de enero de 2011

CÓMO ES HACER EL AMOR CON OTRA MUJER…

Quizás lo que más se aproxime a la sensación de dos cuerpos femeninos entrelazados sea la de una caída libre a la embriaguez. ¿Y cómo poder describir de otro modo lo que produce en mi cerebro la humedad láctea que fluye por su entrepierna, cuando mis otros labios la beben y ella entre espasmódicas arias parece reventarse de placer?

Estar con ella piel a piel es la más pura de todas las verdades clitorianas hasta la médula invocamos a Lilith en la cúspide de nuestros temblores, pues al igual que ella transgredimos todas las normas sin importarnos que nos expulsen del paraíso. Igual que la primera fémina de la creación lo damos todo por ser libres, dueñas de nuestros cuerpos, y de nuestras emociones.

Cuando mi amada acomoda su piel tibia en la mía, sus curvas gemelas me trazan el camino que debo seguir. Mis dedos la tocan cual si fuera guitarra, piano, trompeta o tambora, según nos va creciendo el ritmo de los acordes internos. Y hay tanto amor en su boca que me derrite cada vez que me besa, me adelgazo entre sus brazos y me reconozco más tierna y dulce de lo que jamás pensé. Soy tan frágil y tan fuerte en la desnudez que nos protege, de repente una iluminación viene y lo desborda todo, es entonces cuando se van al diablo los señaladores de pecados con sus índices y todo, pues en ese mundo, lo que inventamos es nítido, infranqueable, y hermoso.

Cuando sus caderas se mecen sobre mi y me arrastra a su mundo de desvarío, estoy tan a su merced, que ella bien podría matarme en ese instante, pues no hay nada comparable con esa suave cabalgata, donde toda la piel y los sentidos se entregan como en un sacrificio.

Mi lengua recorriendo su geografía, la socava, la saborea, la juega, la disfruta, toda ella me sabe a durazno o mandarina según los derroteros del viaje. Irme con ella es estupendo, venirme, indescriptible.

Tener la certeza de su croquis en mis manos me descubre la infinitud del universo, la conozco de tal manera que a tientas voy en su búsqueda y la encuentro. No choco contra sus huesos porque está hecha a mi imagen y a mi semejanza y no necesito más que abrazarme a su espejo para poseerla como ningún otro ser humano podrá.

Dos mujeres haciendo el amor para sí mismas, para su mutuo placer, sin más intervenciones que la de ellas dos, sin más protagonistas ni espectadores que ellas mismas y nadie, absolutamente nadie más.

Multiorgásmicas, amorosas, sensibles, locas, dos mujeres haciendo el amor son poesía pura, o quizás simplemente peces jugueteando en el agua, así de suaves, así de impúdicas, así de bellas.
PD. Escuchen la canción es hermooooooooossaaaaaa, les encantará...

Simplemente Fer

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Puedes estar de acuerdo o no con mis escritos, y eso no hará que cambie tu vida. Porque cuando lo leas sólo añadirás más conocimientos. Lo importante es que tú al leerlo te conviertas en tu propio Maestro, ya que eres libre de interpretarlo a tu manera y asimilarlo a tu vida...
 
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